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Ha cuidado la composición cinematográfica de una treintena de películas, pero seis trabajos le han valido ser considerado para el Oscar, el último en Gravedad al lado de su amigo, el director Alfonso Cuarón.
Ambos cineastas rodaron en 1995 la película La princesita, por la cual Lubezki fue considerado para los Oscar de 1996 luego de casi 12 años de trabajos cinematográficos tras haber estudiado en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM, donde también se formó Cuarón.
Volvió a trabajar al lado de Cuarón en Y tu mamá también (2001), nominada a Mejor guión original, y después en Lemony Snicket, una serie de eventos desafortunados, del director Brad Silberling, nominada a cuatro premios de la Academia.
Repitió en los premios de 2007 en la misma categoría por su trabajo en Niños del hombre en la cual nuevamente fue invitado a rodarla el año anterior por Alfonso Cuarón. La película también fue nominada a Mejor guión adaptado y Mejor edición cinematográfica.
El árbol de la vida (2011) fue la siguiente cinta que llevó a Lubezki a ser nominado al Oscar, nuevamente bajo la dirección de Malick, candidato a Mejor director en los premios de 2012.
Este 2014 fue el año en que por fin Lubezki materializó su sueño de sostener la estatuilla en el Teatro Dolby de Los Ángeles, al conseguir una de las 10 nominaciones de Gravedad.
La brillante coreografía de la cámara y la plástica ambientación fotográfica, a cargo del maestro Emmanuel Lubezki, son pues tanto un regalo para los ojos como una fuerte elemento de apoyo de la historia. Pero es que, dicho todo esto, ese primer plano resulta aún más admirable cuando se contrasta con el siguiente, y sobre todo cuando estos dos planos de arranque se comparan con los otros dos planos más largos, casi sucesivos, que se encuentran al inicio del segundo acto. El caso es que en ambos pares se repite el mismo esquema, con un primer plano de engañosa tranquilidad inicial y de progresiva intensidad hasta una espectacular explosión, todo ello rodado sin cortes; y un segundo plano inicialmente de desconsuelo y abandono por parte de Stone hasta que la aparición en ambos casos de Kowalski le levanta el ánimo y revierte la situación.


Esta repetición tanto estilística como dramática es muy provechosa cinematográficamente, funcionando casi según una dinámica de plant/payoff, conduciendo a una estructuración redonda y controlada de una película que por sus características corría el riesgo de ser confusa o caótica. La utilización de cada plano una acción emotiva que el personaje quiere transmitir y ha sido captado por la cámara. Hay una relación entre objetos y movimientos, se manejan colores nítidos, pero en momentos de suspenso emplean luces artificiales y sombras. Sin embargo es un filme que utilizo varios planos generales para conocer acciones paralelas. La iluminación de las ciudades, del sol, de las estrellas, es maravillosa. La escenografía de las estaciones espaciales, las naves, los trajes… la verdad es que son de total realismo.
Él y Lubezki crearon una serie de técnias que no existían para crear la sensación de movimiento y concebir tomas que sin duda quedarán en la historia del cine como unas de las más desafiantes y perfectamente ejecutadas.

Emmanuel Lubezki
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